lunes, 7 de junio de 2010

Autoevaluación

Supongo que a casi nadie se le da bien evaluarse a sí mismo. La palabra "autoevaluación" es una de las que menos me gusta del diccionario. Prefiero la "autoreflexión", que ademas es necesaria. Sin embargo, ponerse nota es muy difícil y me produce muchos quebraderos de cabeza. Nunca he estado a favor del sistema de calificaciones de la facultad ni del sistema educativo en general. Las notas conducen a la competitividad por el resultado final, perdiendo el interés por el proceso.
No obstante, no puedo quejarme de falta de interés por el proceso en esta asignatura. Creo que ha sido palpable a lo largo de todo el cuatrimestre el trabajo que hemos ido realizando para conseguir ver resultados en los trabajos finales.

Y bueno, tengo que evaluarme. Si la evaluación depende del esfuerzo, aprendizaje y la calidad de nuestro trabajo, me pondría buena nota en los dos primeros parámetros. Me he esforzado, he tenido que implicarme y pensar. Pensar todo el rato.
Me ha gustado que hayamos tenido que currarnoslo todo nosotros.Se nos han dado directrices, pero cada uno a construido su propio aprendizaje. Nos dijeron nombres de programas de edición de video, pero nadie nos enseñó a utilizarlos, ni nadie nos dijo técnicas de fotografía, ni nociones de estilo. Todo se ha trabajado de forma práctica. He aprendido mucho investigando por mí cuenta y me ha encantado "pelearme" con el moviemaker, porque nunca lo había utilizado y pensaba que era un extra inutil del windows.
Ni siquiera sabía subir un video a youtube. Ahora me siento más capacitado que antes de empezar. Es estimulante saber que por muy complicado que te parezca algo, si te pones a ello, puedes lograr algo (al menos algo más que si te dedicas exclusivamente a lamentarte)

Respecto al tercer parámetro, la calidad de los resultados finales, ya no sabría que decir. No puedo ser objetivo. A mí me gustan, pero claro, ¿qué voy a decir yo?

Si hay que ponerse una nota, contando las horas dedicadas, el esfuerzo, la reflexión y el conocimiento práctico ,que perdurará más allá del acta de notas, me evaluo con un sobresaliente.(Suena tan horriblemente egocentrico y narcisista considerar un sobresaliente para uno mismo, pero no se puede ser siempre políticamente correcto). Ahora por listo, me voy a llevar un aprobado,jejeje.

En fin.Hasta aquí mi autoevaluación.

martes, 1 de junio de 2010

Ensayo escrito + Ensayo Visual


No es fácil comenzar a escribir. Te enfrentas a un folio en blanco que te observa desafiante, retando a tu cerebro, o quizá a tu corazón, pues no sé exactamente de donde vienen las ideas, de donde surgen los pensamientos que plasmamos en el papel. El caso es que hay un ensayo esperándome y no estoy empezando con buen pie. Lo primero es presentar el tema, no divagar sobre la etiología de la escritura.

Cuando me enteré de que había que escribir un ensayo y, peor aún, hacer un fotoensayo se me cayó el mundo encima. ¿En serio? ¿Y eso qué es? ¿Seré capaz? ¿Cómo podrían unas imágenes transmitir lo que dicen decenas de párrafos? Siempre se ha dicho que “Una imagen vale más que mil palabras” pero también se ha dicho “Del dicho al hecho hay un trecho”. Estoy más de acuerdo con esto último.

Vinieron a mi cabeza varias ideas, pero ninguna acababa de convencerme. Así pasaron los días y, de pronto, una apareció con fuerza de la nada y se asentó en mi cabeza. Ya sabía el tema del ensayo. Era algo que estaba rodeándome continuamente. A mí y a todo el mundo. Todos tenemos problemas y todos hemos sentido un momento de desahogo de los mismos, una desconexión momentánea o un instante de comprensión. En ese tiempo sentimos que las cosas no son tan graves, o puede que tan solo las olvidemos, o quizá las compartamos y eso haga que el peso se reparta y nos libere de parte de nuestra carga. Sea como sea, yo lo he sentido y estoy seguro de que vosotros también. Me gustaría escribir sobre eso.

Vivimos en una época complicada. Tras unos años de relativa comodidad las cosas empiezan a ponerse turbulentas. No estoy seguro de si el motivo es un cambio de época a nivel mundial o simplemente que la vida se vuelve más complicada una vez que se te acaba la excusa de la primera juventud y comienzas a abrir los ojos, a ver el mundo tal como es, tal como nos lo presentan en los medios de comunicación y tal como necesitamos que sea según nuestros intereses: estabilidad económica y encontrar un lugar que nos pertenezca.

El caso es que hay una palabra que nos persigue allá donde vayamos. No es otra que “crisis”. La crisis está en todos lados. La gente pierde su trabajo, se queda sin hogar, la inmigración se dispara a la par que la insatisfacción. Los bolsillos están vacíos y eso tiene repercusiones. Es triste ver en muchos rostros la desesperanza que viene de la mano de la falta de recursos. Hay todo tipo de problemas, desde los más graves como el hambre, el no saber si se llegará a fin de mes y la sensación de estancamiento. Y otros que repercuten de forma sesgada, que merman el sentido del humor de ciertos sectores de la sociedad. ¿Quién se resigna a apretarse el cinturón cuando llevamos mucho tiempo acostumbrados a la terapia de la venta al por menor?

La crisis es el marco de nuestra experiencia actual, lo que no significa que antes de ella todo fuera maravilloso e impoluto. El dolor es algo que ha acompañado al ser humano desde que el mundo es mundo, forma parte de nuestra naturaleza y si hay un sentimiento del que podemos hablar largo y tendido las personas, ese es el dolor. Sin embargo, estamos llenos de matices y nos adaptamos, nos superamos y buscamos desesperadamente el equilibrio. Conocemos el sufrimiento pero también conocemos la alegría. Padecemos la soledad pero también gozamos de la compañía. Hay pena, desolación, frustración, agonía, aislamiento y desesperación, pero también existe lo opuesto a todos ellos. Y a lo largo de las generaciones que han poblado la tierra estos sentimientos han encontrado su representación. Se manifiestan a través de nuestras manos cuando creamos arte. Los volvemos inmortales e imperecederos y se quedan pendiendo en el aire, a la espera de ser utilizados.

¿Nunca has escuchado una canción y sentido que parece escrita para ti? En algún momento de la historia alguien sintió lo mismo que tú sientes ahora y esos sentimientos encapsulados en el espacio y en el tiempo vuelven a ti y consiguen anestesiarte. Pondrás la canción una y otra vez y aunque estés solo en tu habitación, te sentirás acompañado, pues tu dolor no es ya un ente solitario. La idea de que sufrieron lo mismo y tuvieron la fortaleza para componer una canción significa que lo superaron, al menos lo suficiente para poder escribir sobre ello. Y ese es un pensamiento cargado de esperanza.

Otra forma de crear lazos de desconexión es el cine. Hay una película de Tim Burton, Big Fish, que me fascina porque toca un montón de asuntos que entusiasman, como los flechazos y el amor verdadero y duradero, y otros que asustan o entristecen como la muerte, el paso del tiempo y el recuerdo que dejamos y que dejan los que ya no están. Este tema siempre está de actualidad. El terrorismo, los accidentes de tráfico y los desastres naturales acaban con la vida de muchas personas. Gente que va a trabajar por la mañana y que ya nunca volverá a estar con sus familias, ni sus amigos, ni a conocer a nadie nuevo mientras toman un café despreocupados. Es algo sobre lo que nunca piensas, nunca te paras a pensar que sales un día de tu casa y ya no vuelves. Se hacen tantos planes para el futuro y tenemos tantas ilusiones y esperanzas puestas en el mañana que no sé nos puede ocurrir que todo se acabará al montarnos en un coche. La vida sigue para los que se quedan, el dolor de las familias debería mitigarse con el tiempo, porque el mundo gira tan rápido que nadie se puede permitir el lujo de detenerse y llorar. Al menos no eternamente. Y para los que vemos las noticias todo queda en un recuerdo, recuerdo triste pero lejano porque la vida sigue. Tal vez mañana sea nuestro turno o sigamos durante muchos años con esa sensación permanente de mortalidad. El cine, la literatura, la pintura y todas las creaciones del hombre están impregnadas del miedo a la muerte. Ellas lo comparten con nosotros. El arte establece su vínculo una vez más

Cuando nos sentimos perdidos siempre podemos recurrir al arte como una vía de escape. Podemos cruzar el puente que nos une a la realidad que hay detrás de la realidad. Cerrando los ojos y viendo crecer unas alas en nuestra espalda. Durante un periodo fugaz podemos volar, podemos parar el tiempo, cerrar las heridas, olvidar. Una amnesia que nos ayuda a descongestionarnos. El caos, la incertidumbre y el humo negro del tráfico tiran de la cuerda, nos estiran al máximo. Podríamos llegar a rompernos de forma irreversible, pero no lo hacemos porque somos capaces de detener todo aquello que nos sofoca. Hacemos un paréntesis que se convierte en nuestro refugio. Sentimos que todo va bien o simplemente dejamos de sentir. La cuerda se destensa lo suficiente para no quebrarse.

Vivir es una actitud y en cualquier situación en la que perdemos las ganas de mantenerla, hay algo que nos ayuda a escapar. Una catarsis momentánea. Estamos unidos a una red y en ella tejemos nuestra huella, la compartimos con los demás. Ya sea dibujando, escribiendo, editando un videoarte o cualquier otra manifestación artística. Todo forma parte de un sentimiento al alcance de todos. Una tabla de salvación cuando estamos con el agua al cuello. Un paraguas que nos resguarda de la lluvia

Los libros que leemos, las películas que vemos en el cine, los conciertos a los que asistimos, los museos que visitamos, incluso los videos que buscamos en youtube, todos, al igual que los amigos que nos rodean, nos influyen sin que apenas podamos darnos cuenta. Estamos hechos de un montón de impresiones que impactaron en nosotros en algún momento, y cada expresión que mostramos ha sido precedida por una impresión anterior, que ha germinado en nuestro inconsciente y ha crecido con libertad propia, salvaje, creando algo totalmente nuevo pero a la vez influenciado por alguna idea del gigantesco archivo común que es la cultura. Todos compartimos un mismo aire y, de esa manera, la mayoría de las veces, no somos tan distantes y desconocidos como creemos. Ni siquiera dos personas enfrentadas por ideologías opuestas, que creen odiarse y se jactan de ser de mundos diferentes, pueden realmente presumir de ello con certeza. Si dejasen a un lado el odio opaco podrían ver una inmensa sucesión de hilos transparentes pero tangibles, unidos a ellos, interconectando cada fibra de su ser. Un inconmensurable océano de palabras, secuencias, estribillos, pinturas y clicks de ratón que nos convierten, aunque nos neguemos a ello, en compañeros de viaje.

No es difícil conseguir ver realmente a una persona, si miramos adecuadamente. Podemos conocernos sin tenernos delante. Hay un lugar en el que nos desnudamos sin ser conscientes de ello. Y lo hacemos porque pensamos que nadie mira o quizá porque no podríamos no hacerlo a pesar de todos nuestros esfuerzos. Nos resultaría casi imposible, pues sería ocultarnos de nosotros mismos. Ese lugar del que hablo se haya en las libretas que llenamos de letras y frases, en las fotografías que nos gusta hacer, en las notas musicales que nacen de nosotros y, en definitiva, en todas nuestras formas de expresión artística, que encierran inevitablemente pedacitos de nuestra alma.

Lo que intento ,pero no sé si consigo, transmitir es la existencia del arte como el más efectivo canal de comunicación. A través de él somos capaces de ver, escuchar, leer y sentir, pero también, y ahí radica su poder, podemos hacer sentir a otras personas. Cuando lanzas tu mensaje al viento, tarde o temprano, aparecerá en el camino de alguien que, aunque no conozcas, lo estaba necesitando. Es reconfortante pensar en la interacción que se produce.Pensar en como un desconocido puede llegar a salvarnos.

Una imagen que entra por nuestras retinas en un instante preciso crea una avalancha de emociones que nos puede ayudar a quitarnos la venda de la negatividad, a ver color donde solo veíamos oscuridad, a esbozar una sonrisa en un rostro que estaba impávido.

Una melodía nos hace vibrar y acabamos disolviendo el agobio y el agotamiento mediante el sudor que proviene de nuestro baile. Un baile. Una canción. El tiempo que discurre por otros cauces más limpios, menos saturados de facturas y plazos de hipotecas.

Somos perseguidos por cientos de malos presagios. Nuestra cabeza a veces cambia los pájaros por los cuervos. Nos picotean a conciencia. Su revoloteo acapara el sonido y todo pierde su brillo, envuelto con un plumaje negro. Pero cualquier pesadumbre tiene un punto débil y estoy seguro de que si buscas en el cajón de arte adecuado, lo encontrarás




























































































































































































































































































viernes, 21 de mayo de 2010

Borrador. Obra final

Estoy empezando a juntar las imágenes y planos que he ido grabando a lo largo de estos días. Tengo en mi mente, de forma más o menos nítida, la visualización de lo que espero de mi video final o, al menos, de como lo imagino. No sé si tendré la capacidad o los medios técnicos para conseguirlo, pero voy haciendo lo que puedo.
Me falta todavía mucho por grabar, pero sentía curiosidad por saber qué tal quedaba lo que ya tenía y por eso me he puesto a editarlo. Éste es el primer borrador. Irá cambiando, pues de hecho, cuando lo he visto, no me ha transmitido lo que buscaba en un principio. Necesito añadir cosas, quitar otras y seguir avanzando en el argumento(aunque no lo parezca, tiene uno)
Ahí lo dejo. Bye

domingo, 16 de mayo de 2010

Autoretrato. videobox54 y videobox 38

Posible montaje del video sobre el autoretrato que hicimos videobox54 y yo. Puede que lo volvamos a editar a lo largo de la semana. De momento, ahí va éste.



miércoles, 5 de mayo de 2010

Tema del videoensayo y trabajo final

De los contenidos del programa el que más me llama la atención es el bloque IV, pero todavía no sé el tema concreto. Tengo que buscar información sobre ello para tener opciones. Cuando me decante por alguno lo subiré al blog.

Y respecto a la obra final voy a hacer un video, pues dijo el profesor que era lo más barato y, además, no tengo ni idea de videoarte, ni de usar cámara, ni mucho menos de programas de edición de videos. Es una buena oportunidad para aprender algo. El tema tengo que pensarlo un poco todavía.

Experiencia 4.VIDEO. EL MINUTO

La vida es una sucesión de minutos